miércoles, 1 de junio de 2011

Post-it



De pronto no sé por qué, el rosa ha pasado a ser el gran protagonista de mi vida. Mi mesa de cristal se ha cubierto de una gruesa manta de color rosa flúor. Un sin fin de post-its donde acumulo teléfonos de proveedores, de cajas, de bolsas, de andamios, de neones, de alarmas, de vinilos, el post-it de Noelia, el de Pepa, el de Ramón, el de mis freelance, etc, etc... Ayer haciendo limpia, escondido entre todos los retales de este patchwork, asomó el POST-IT del REGISTRO MERCANTIL. Ups...Y es que los 15 días de plazo que nos habían dado en el Registro se han transformado en dos meses.


Así que el viernes me acerqué al registro a ver que pasa con nuestro ENFANT TERRIBLE. Si ya por fin los estatutos y las leyes que regentan este pequeño reino son oficiales.

Cuando le tendí al funcionario de la ventanilla mi justificante, suspiró y su cara de circunstancia me dibujó otra dificultad,
-"Suba a la segunda planta y pregunte por Cristina Barrena, secretaria de Don Alfonso...ellos le explicarán, ellos le explicarán..."

Cristina Barrena sí que tenía post-its sobre su mesa. Pero los suyos eran amarillo flúor.
-"Me han dicho abajo, que preguntase por mi expediente..."
La cara de circunstancia de Cristina era aún peor que la del funcionario de abajo,
-"Enfant Terrible...suspiró...Enfant Terrible, mientras tecleaba en su ancestral ordenador, pues ha desaparecido. Su expediente ha desaparecido". Y la tía se quedó tan ancha.

Y es curioso, en ese momento en vez de desesperarme sonreí y pensé que nuestro Enfant desde sus comienzos está haciendo honor a su nombre. Entre los cientos de expedientes que se archivan cada día, el nuestro ha sido el que se ha desmarcado del rebaño. Bien hecho. Terrible.

Bueno, ese fue mi primer pensamiento. Luego la que puso la peor de todas las caras de circunstancia fui yo cuando vi que mi nombre y mi teléfono pasaban ahora a estar en un post-it amarillo flúor más sobre la mesa de Cristina Barrena, secretaria de Don Alfonso. Post-it que se le habrá quedado enterrado entre los cientos que ya cubrían su mesa. Espero que no sean todos de expedientes desaparecidos.

Ahora es cuando uno se pregunta a santo de qué nos exigen tantos formularios, tanta foto, tanto sello, tanto documento y tanta tonteria si luego lo pierden! ¿Me tocará volver a empezar la ginkana del Registro Mercantil? Lo que está claro es que mi manta de post-its como sigamos así en breve va a ser Toledana.

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